viernes, 18 de enero de 2019

Desconexión

No sé por qué, pero lo tengo que decir. No optaré en esta ocasión por una escritura más, diré “limpia”, sino una más relajada. La gripa que va y viene mientras mi sistema inmunológico se adapta a los nuevos virus de invierno de Austin no me da para mucho. Tengo muchas ganas de escribir (1) sobre un tema sobre que me dio por bloguear desde el 2014 y que dejé en el olvido, precisamente porque olvidé lo mucho que el tema me apasionaba.

Hoy, media hora antes de irme al trabajo, al cual, tengo la afortunada opción de ir caminando o tomar el autobús (2), pensé en qué forma podía hacerme el trayecto diferente o un poco más interesante.

Cansada a veces de la misma música, de las mismas frases para aprender un idioma u otro, decidí ver si me bajaba  un audiolibro. No es la primera vez que lo hago, pero sí, la primera vez desde que estoy en Austin que me recordó un poco quién era yo antes de que diversas circunstancias aleatoriamente afortunadas y desafortunadas pasaran.

Los libros correctos, o en su defecto, las historias correctas, nos encuentran de un modo o de otro, o bien, nosotros buscamos en donde sabemos que podemos encontrarlas cuando las necesitamos.

Que entre cualquiera a youtube en este momento y escriba la palabra “Audiolibro”. No faltan opciones para todos los gustos. Por alguna razón, decidí descargarme una parte de “Psicoanálisis de los cuentos clásicos” de Bruno Bettelheim, que dura aproximadamente una hora con diez minutos.

El camino al trabajo es en ocasiones tortuoso por su carácter repetitivo, no por otra cosa, a pesar de que los amaneceres en Austin parecieran esforzarse cada vez más por ser diferentes y sorprenderme con su hermosura en sus combinaciones de rosas y dorados. Hoy aquello fue distinto puesto que la caminata iba acompañada de una voz amena hablándome de un tema que me ha interesado sobre manera desde que era pequeña: Los cuentos clásicos.

Había leído algo sobre el libro anteriormente, dejando su lectura para después. Viendo el libro físico, me di cuenta que he escuchado el equivalente a 45 páginas de las aproximadamente 370 que contiene dicho libro. 45 páginas que se fueron rapidísimo. 45 páginas, o una hora y diez minutos de tener los pensamientos brincando de un lado a otro encontrando por fin la respuesta a la famosa pregunta “¿Qué tiene que ver el culo con las pestañas?” Aparentemente nada, pero ambas son partes del cuerpo humano.

Al momento estoy leyendo otros dos libros, y ahora me he enganchado con otro más. Lo que ocurrió fue que en una hora y diez minutos, o en 45 páginas, como lo prefieran, entendí porque estoy tan aferrada sobre todo a uno de los libros que estoy leyendo ahora.

La fórmula, que en su versión corta  llamaré de Harry Potter, nunca dejará de formar parte de todos nosotros.
Un ser común que pierde a sus padres y después…ya se sabe, le ocurren al personaje todo tipo de cosas, hay un objeto valioso, o dos, o tres, o siete (estas historias discriminan mucho otros números), amigos y enemigos, pobres y ricos.

No me pasó por alto que ciertas conclusiones que yo tenía sobre los cuentos clásicos, o de hadas (dependiendo) las tiene también el autor del libro, desde el punto de vista del psicoanálisis aunque yo no tenga ni idea de qué es eso, sobre todo, mi opinión que ahora se ofrecen las versiones de los cuentos lo más rosa posibles. En mi infancia, vi una versión de la Sirenita con su final gachito, y años después Disney sacó su jotería que nunca llegué a ver. Creo que después de tantos años, sobreviví al final original de la Sirenita.

¿Qué tiene que ver el cuento “El genio y el pescador” con la película japonesa “Like father, like son”? Absolutamente nada, aparentemente, y todo. Hasta ahí fue donde empezaron a rebotar mis pensamientos mientras escuchaba el audiolibro.

El genio y el pescador. Un relato muy corto que no conocía y creo que sale de las mil y una noches aunque no sé y no me dan muchas ganas de ahondar en si sí o si no. Hagan su tarea. El caso es que en lo que alcancé a leer de las mil y una noches  (me quedé hace algunos años en la noche cuarenta y tantos)  no me sonaba que fueran a hablar del Rey Salomón. No sé. No tengo esos datos muy concretos. Las mil y una noches son relatos (un mega putazo de relatos más fumados que la chingada) que tienen varias bases en en Islam y como que algo no me encaja ahí. Tendría que investigarlo más a fondo. Si las cosas en efecto encajan, hay entonces varias cosas que están de miedo sobre el mentado Salomón y sus brujerías, incluyendo algo aún más aterrador que sus brujerías en sí: La pinche cantidad de tiempo libre que tenía el vato para andar invocando mamadas en lugar de ponerse a gobernar. Era Rey, le llamaban “el rey sabio”. Ha habido gente más sabia en la historia que lo ha llamado “El rey sin quehacer”.

Resumen del cuento: Un genio emputado por haber pasado chingos de tiempo encerrado en una botella decide matar a quien lo libere, que fue el pobre pescador y el final es la misma fórmula (porque ya todo son fórmulas) del Gato con Botas. Métete con el ego de alguien que se creen bien vergas (o que es bien vergas) y así lo derrotarás.

Resumen de la película Like Father Like Son: Véanla y se chingan. Está buenísima.

“Like father, like son” toca el tema de dos familias japonesas, que tienen cada una un niño de cuatro años (o siete, o seis, o cinco, no sé, igual y siete, a todos les gusta mucho el siete) y a esa edad descubren que sus hijos fueron cambiados al nacer por alguna razón o por otra, creo que involucraba una enfermera maligna que hizo eso nada más por culera o algo así.

Las familias deciden cambiarse los hijos después de pensárselo.  A uno de los niños no le afecta, pero al otro sí y bastante.

Este niño de la película y el genio encabronado son casi lo mismo. Son “el culo y las pestañas”.

Bruno Bettelheim nos dice que al genio le pasó lo mismo que al niño abandonado, o cambiado de padres. Primero, a los 100 años de encierro, espera que lo salven y promete volver rico a quien lo salve, después promete más cosas al pasar 200 años, a los 300 promete prácticamente el Trono de Hierro de los siete reinos (u 8 o 20, no sé, ya empecemos a usar otros números por favor) a quien lo saque de la botella en la que lo metió el Rey Salomón al no poder someterlo (genios y demonios son al parecer sinónimos en la demonología; hay una razón por la cual Disney pone al famoso genio de Aladdin de color azul, etcétera, etcétera, pero ese es otro tema sobre el cual mi mente esta girando también, el relato del Genio y pescador, al ser tan simple me llevo a pensar cosas mucho más complejas) y ya después de mucho tiempo, el genio decide matar a quien lo saque.

Vean la película Like Father, like Son, y vean al niño al que le afectó el cambio de padres.
Algo me tocó en la escena final de esa película y no pude dejar de llorar. La vi hace muchos años, no recuerdo muy bien los detalles, pero recuerdo perfectamente las reacciones del niño durante toda la película puesto que fueron parecidas a las del genio, y Bruno Bettelheim las describe con una precisión aterradora, sin mencionar en ningún momento la película. Igual y la película aún ni salía cuando se escribió el libro. (3)

Ahora pues mi mundo quedó atrapado entre tres maravillas: El nombre del viento, Los hermanos Karamazov y Psicoanálisis de los cuentos clásicos.

Me vinieron más cosas a la mente pero es difícil deshilacharlas.
El invierno y la gripa atrofian la mente. Los cuentos clásicos son un poco de medicina.

Titulé a esta entrada “Desconexión” por dos cosas que no están conectadas entre sí, pero que lo están más de lo que aparentan, como los vínculos que hace Kvothe en “El nombre del viento”; encontrar relación entre cosas que no lo tienen, eso de algún modo o de otro, puede ser llamado “magia”.

Fin. Casi, o después o nunca. Todo tiene un fin, pero lo de escribir igual y no le daré fin ahorita.



1) Mejor dicho, tengo ganas de hablar del tema, y mi primer pensamiento fue hacer un vídeo en youtube, pero mi voz anda más nasal de lo normal.

2) En Texas las distancias desde un punto “importante” a otro son inmensas. La persona que no tiene que conducir aquí para llegar a su trabajo es pues bastante afortunada.

3) Me da hueva investigar.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La reina de las nieves, 1era parte (posiblemente)

¿Por qué escribo “posiblemente” en el título? Porque no es un cuento fácil y se pueden obtener de él un sinnúmero de interpretaciones, por ello, no sé aún si me alcanzará el tiempo entre tantas cosas que tengo en la cabeza para ahondar mucho.

El primer detalle, que al principio me parecía un reto y después se convirtió en un dolor de cabeza, fue el tratar de conseguir (y con toda honestidad a estas alturas creo que he caído en una vulgar adivinación) la fuente de inspiración de Andersen para el cuento mencionado.

Con los demás fue muy fácil, “La Sirenita” tiene una clara inspiración en el relato “Ondina” de Friedrich de la Motte Fouqué y conociendo la biografía de Andersen hay algunos aspectos reflejados en el cuento que tienen que ver con su vida personal como las frustraciones en su vida amorosa y un camino estropeado en el mundo de las artes escénicas, particularmente en el mundo del canto (casi puedo jurar que fue lo que le dolió más).

“El nuevo traje del emperador” ya ni siquiera me parece una “inspiración”, me atrevo a decir que casi es una re-escritura de uno de los cuentos, capítulos, historias o como quiera llamarle la página de internet de su preferencia, de “El Conde Lucanor” del infante Don Juan Manuel, en otras palabras, si el infante Don Juan Manuel y Hans Christian Andersen hubiesen sido contemporáneos, y si para esas fechas los términos “derechos de autor” y “plagio” hubiesen tenido el eco que tienen ahora, Andersen podría haberse metido en un problema gordo, pero afortunadamente no fue así. Ya había yo mencionado, y se menciona en varias partes que la misma idea también la planteó Cervantes en un entremés, pueden leer mi entrada “El nuevo traje del Emperador” si quieren más detalles.

Digo esto porque he leído en algunos blogs que a Andersen lo consideran como el autor de cuentos más original de todos, en comparación con los Hermanos Grimm que hicieron recopilaciones, pero…tan tan original no es. Tiene muchos méritos, pero se inspiró en varias cosas.

Yo, estando en deuda con este blog de cuentos, que para ser justa, es el blog que más visitas tiene, decidí hacer con “La reina de las nieves”, uno de mis cuentos favoritos, lo mismo que con los otros cuentos, analizarlo y darle mi interpretación.

Tratando pues, de encontrar la fuente de inspiración de Andersen para este cuento, me topé con un problema muy grande: No es tan obvia como en los otros cuentos. El caso de “La reina de las nieves” se sirve aparte porque este sí puede ser considerado un cuento original, o al menos, no he encontrado historia que haya servido de inspiración para dicho relato, (si la encuentran por favor me la platican) aunque, por mera casualidad, encontré el personaje que posiblemente (sí, lo confieso, digo “posiblemente” porque ni siquiera estoy segura aunque ciertos elementos me dicen que sí puede ser por ahí) le dio al escritor danés el motor para elaborar las aventuras para llegar al imperio de hielo.

La forma en la que encontré al personaje que pudo, y vuelvo a decirlo, que pudo, porque no estoy 100% segura, dar el concepto de una reina del hielo, es igual o más vulgar que la suposición que estoy haciendo ahora porque por desgracia, la respuesta no me la dio ningún libro, tampoco me la dio el internet, Wikipedia se puso de diva y tampoco me dijo nada, fue una casualidad, y a pesar de haber prometido una entrada de este cuento desde hace mucho, el no encontrar este dichoso origen había hecho que casi decidiera dejar el asunto por la paz (porque conociendo el patrón de inspiración de Andersen, no pudo haberse sacado la idea de la manga), hasta que otro medio, un medio que a todos nos gusta hacer menos, pero que todos usamos aunque lo neguemos, me dio la respuesta: la televisión. Así es, un programa de televisión random mencionó a un personaje y de ahí se me prendió el foquito.

Resulta que el folclor japonés habla de una entidad llamada “Yuki Onna”, que es un espíritu femenino que se aparece en la nieve, y genera tormentas, muy bella, blanca, etcétera, en fin, con características extremadamente similares al personaje regio de hielo creado por Andersen. Es curioso que en ninguna página en la que se hable de Yuki Onna en internet se le vincule con el personaje creado por Andersen, y también me causa conflicto que a pesar de que se habla de un supuesto origen en el “folclor japonés” no se den fechas, de ninguna, de nada, porque el obtener fechas, o el saber más o menos en que siglo se concibió la figura de Yuki Onna me podría haber dado un leve respaldo para deducir que Andersen en alguno de sus viajes oyó hablar de esta entidad, pero no, nada, absolutamente nada.

Otra cuestión que me hace extremadamente difícil asegurar que “La reina de las nieves” fue inspirado en Yuki Onna, es la variedad de versiones que existen sobre la personalidad de esta última, ya que en algunas partes dicen que Yuki Onna es un ser benigno que ayuda a las personas que quedan atrapadas en medio de alguna tormenta, en otras, se dice que Yuki Onna es un ser maligno feminazi secuestra-hombres que mata con besos de hielo, y en otra que nada más se encarga del clima y ya, que ella es la responsable de las tormentas de hielo y es todo, no está claro. Estudiar al personaje de Yuki Onna más a fondo podría ser muy interesante pero me requeriría otros recursos que no me pudo dar el lujo de gastar en estos momentos (sobre todo, el del tiempo).

Es precisamente, en las partes en las que se indica que Yuki Onna mata con besos, o con alientos fríos lo que me hace pensar que sí, que en efecto Andersen tomó algo de este personaje para crear a su reina helada, ya que en algún momento del cuento, cuando la reina “secuestra” a Kay (el niño, que se vuelve malo por otras razones que también requieren interpretación porque son complicaditas) y lo pongo entre comillas porque el niño estaba enamorado de ella y del frío y andaba muy contentito con ella, así que digamos que quizá la palabra “secuestro” pueda no ser la adecuada. La Reina lo besa dos veces, y le dice que si lo besa una tercera vez, lo matará, un rasgo que es atribuido a Yuki Onna. 
 

Vean ustedes, no me gusta ya crear entradas muy largas porque son difíciles de leer, y el hablar del posible origen del personaje ya volvió la entrada muy larga.

Esto es solo el principio, “La reina de las nieves” tiene mucha tela de donde cortar. De entrada, tenemos algo que parece un hueco argumental, que no sé siquiera si lo sea o no. El Diablo crea un espejo (y Andersen dice que el Diablo es un duende, algo que también da para darle una revisada a esos conceptos, porque yo creo que es una cuestión de traducción) y ese espejo hace que las cosas bonitas reflejadas en él desaparezcan, resaltando, con mucho aumento, lo malo (quizá una crítica a la negatividad en las personas), dicho espejo se rompe cuando lo quieren llevar para que refleje a Dios (vea usted la casualidad) y los pedazos caen en la tierra, y si te caían a ti, ya te volvías automáticamente una persona muy amargada (haciendo la historia corta, yo creo a mí me cayeron varios).

Hay dos niños que son mejores amigos: Gerda y Kay. A Kay le cae uno de los pedazos del espejo (muy raro, le entra por el ojo y le llega al corazón, un caso digno del Dr. House) y pues a partir de ahí Kay se vuelve odioso y Gerda como estaba todavía muy pequeña y medio tontita lo sigue queriendo de amigo y lo sigue aguantando (Kay en realidad presenta signos de adolescencia, mientras Gerda sigue siendo muy inocente). He aquí el primer hueco argumental: Kay, al tener el pedazo de espejo en el corazón que lo vuelve amargado, supuestamente ve todo feo, y todo le caía gordo, y todo le molestaba, pero curiosamente no le pasaba con los cristales de hielo. Aunque Kay ya había expresado una fascinación por la Reina de las Nieves, ya que ella se le había aparecido en forma diminuta antes de que pasara lo del cristal, no hay una explicación sobre el porqué, a pesar de tener ya una predisposición a ver todo de forma negativa, su fascinación por el hielo y la Reina de las nieves continuaba.
 

Hasta aquí dejo esta primera parte, el cuento es largo y no fue hasta ahora, que es como la cuarta vez que lo leo, que me causó ruido algo; en la búsqueda de Gerda por Kay, ella platica con unas flores y las flores le cuentan unas historias que no son al azar, en una de ellas hay un significado oculto sobre algún país, o el movimiento del “panesvalismo” (algo por ahí en los colores que sé que estos autores no lo hacen por casualidad me dio la idea que se refería a una bandera o conjunto de banderas) y en otra podría haber una referencia al Vaticano, de nuevo, son suposiciones y el problema de interpretar estos cuentos a veces puede ser exagerar y ver cosas que en realidad no están ahí y me temo que quizá estoy cayendo en eso, pero hay ciertos detalles que me dicen que no estoy tan perdida, después explicaré la razón. Por el momento aquí le dejo, ya continuaré después.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Rumpelstiltskin, el supuesto poder del nombre secreto y mi experiencia en la deep web.

Claro, Rumpelstiltskin. Gran error de mi parte elegir un nombre de cuento que nunca puedo escribir bien a la primera. Chistoso, empecé el borrador de esta entrada hace meses, y por alguna razón o por otra, la deje en el olvido. El cuento dejó de ser atractivo para mí en algún momento. En resumen, les diré que la moraleja de este otro recopilado de los hermanos Grimm es que todos somos unos verdaderos idiotas por andar dejando nuestra información por todos lados. Les pondré un ejemplo: piensen en la persona que más odian o que más aman, da igual. Da igual porque en ambos casos les aseguro que de esa persona saben al menos dos cosas: su nombre completo y fecha de nacimiento. Ahora, googleen CURP y les van a pedir en cualquier página que lo proporcione, estos dos datos, y ya obtuvieron así el CURP de esa persona, información que puede ser muy útil si se traen muchas ganas de joder, lo mismo con el RFC.
Digo esto, porque en el cuento, es el saber el nombre de Rumpel...y así...lo que le da una ventaja a la reina, que es la villana de la historia. ¿Pero cómo? ¿Que por qué la villana? Repasemos el cuento. En mi opinión, en esa historia todos son malvados además de tarados menos Rumblablabla, empezando por el papá de la muchachita; mira que decir así nada más y de buenas a primeras que ella puede convertir la paja en oro, y no conforme con eso, el rey también hace su parte en un sinfín de estupideces, forzando a alguien a hacer algo que ¿pa qué se hace pendejo? no se puede hacer. El bueno de la historia es Rumple, quien amablemente llega a ofrecer su ayuda y hace tratos justos, pero la campesina desgraciada esta ya convertida en reina decide que no tiene por qué cumplir su parte y sin embargo, a la fecha hay una mala concepción, y se tiende a creer que nuestro amigo Rumpy es el malvado. Pónganse todos en el lugar de él, haciendo un trato que no les quieren cumplir, a ver si les gusta. Además, nuestro camarada todavía se porta buena onda con la méndiga vieja deshonesta y le da oportunidad de que adivine su nombre, si lo adivina, no se lleva al chamaco. La desvergonzada, por un simple golpe de suerte escuchó el nombre y "gana" la partida.
La cuestión del conocimiento del nombre de una persona usado para joder a la dueña del mismo, no sólo se toca en el cuento de Rumpy. Hay por ahí una historia mucho más arcaica que la de Rumpy sobre Isis y Ra que habla de lo mismo. Si tienen Netflix, hay una película que se llama Krabat y el molino del diablo, basada en un cuento alemán, buenísima, en donde también se toca el tema. Los libros de Invocaciones para gente sin trabajo y sin quehacer constantemente nos repiten lo importante que es saber el nombre del demonio o deidad a invocar, porque si no, las entidades son muy dignas y fáciles de ofender, y no se aparecen si no dices bien su nombre. ¿Alguien leyó el libro El psicoanalista por John Katzenbach? Recuerden cómo hizo el personaje para hacerse de una identidad nueva, lo que específicamente le pidió al vagabundo. 


Pero yo no quiero meterme en el lado místico del asunto. Yo me voy por un lado mucho más pragmático. ¿Se han metido a la deep web? Bueno, pues yo si, un día de esos en que tenía muchas cosas por hacer y pocas ganas, apliqué al maravilloso arte de la procrastinación y me puse a navegar por esas páginas que son supuestamente muy "profundas" y muy "obscuras". Lo que descubrí fue, aparte de esos maravillosos sitios donde venden pasaportes de Finlandia y Suiza por algunos pocos euros (digo, qué son 4000 pinches euros si me puedo volver finlandesa e irme a la...) que en una página de libros, el libro mayormente descargado era uno que te enseñaba a aplicar el "social engineering". Si nunca han trabajado en call centers, es probable que el término no les suene, pero si sí, saben de lo que hablo. Eso del social engineering, consiste en gente que se hace pasar por otra, muy profesionalmente y con muchos hue...seguridad en sí misma, para que sueltes tu información y así ellos hacerse de tus números de seguro social, tarjetas de crédito, tarjeta de puntos de soriana y de pastelerías Lety, y así.  Un poquito parecido a lo que tratan de hacer con las llamadas de extorsión, pero a un nivel más profesional que sólo "buenooo, eres tú prima" (#$%@) El punto es, que entre más información obtengan sobre ti estos abortos de la humanidad que se rehúsan a tener un trabajo real, más fácil será que caigas en su trampa y les digas información que no deberías para posteriormente llorar por que te clonaron la tarjeta feria (si no son de Monterrey, les explico que la tarjeta feria es una tarjeta que se usa para pagar el pasaje de los camiones). Y ¿qué pasa actualmente? Que hoy en día, es muy fácil para cualquiera conseguir nuestro nombre completo y fecha de nacimiento y poder sacar crédito en Famsa con nuestro CURP, porque somos idiotas y queremos que todo el mundo sepa nuestro nombre y sobre todo la fecha de cumpleaños, para que no falten las felicitaciones de un montón de desconocidos en facebook a los que en realidad no les importa tu vida. ¿Vale la pena? ¿En serio creen que vale la pena exponer su situación financiera (porque en estos días es ya la única que importa en la sociedad) con tal de que todo el mundo sepa cuando es su cumpleaños porque de otro modo nunca se acordarían en realidad? Para mí no, pero cada quien decidirá.


Por cierto, el cuento de Rumpelstiltskin también lo pueden encontrar con el nombre El enano saltarín, ya que se supone que no se sabe el nombre del personaje si no hasta el final del cuento. Es entretenido, pero recuerden quiénes son los verdaderos villanos de la historia.


miércoles, 18 de junio de 2014

Maléfica: El acierto de Disney

Creo que Maléfica está un poco más allá de ser sólo una visión del lado del personaje malvado cliché por excelencia. Maléfica, para mí, es Disney tratando de arreglar su imagen de "compañía de películas que sólo da finales felices para gente idiota". Ese punto me parece muy bien. Desde Frozen, se empieza ver que Disney está tratando de darle un giro a la imagen general que se tiene de sus películas, como arruinadores de vidas al educar a los niños con que siempre hay un final feliz aunque no siempre lo haya en realidad, ocasionando una gran decepción. Ahora puede verse que Disney está cambiando tanto su enfoque hacia el papel de la mujer (cambio que se empezó a ver en Mulán) como los patrones que habían caracterizado a sus películas.
En Frozen podemos ver primero al personaje de Elsa que simplemente es diferente. Ella tiene un poder que la destaca, poder despreciado por la mayoría (como los grandes pensadores son despreciados por sus ideas) y no le causa ningún conflicto estar sola con su gran poder. Wikipedia se equivoca al decir que Frozen está basado en La Reina de las Nieves  de Andersen, ya que, salvo por el concepto de una reina y el frío, en todo lo demás no tiene absolutamente una mierda que ver con el cuento antes mencionado pero hablaré de ello después. 
En Maléfica tenemos una visión realista (dentro de lo posible en pura ficción) de una historia que parecía sería de amor pero que no salió bien, y bueno, no voy a spoilear, pero la resolución que le dan a la Bella Durmiente y la visión del verdadero amor me parecen muy muy acertadas. 
Vemos a Elsa en Frozen que le dice a su hermana que no puede amar a alguien que no conoce. Eventualmente, se comprueba que esto es cierto y que la hermana de Elsa confió de más en quien no debía. Con Maléfica tenemos a alguien que se auto asigna un enemigo, o alguien a quien dañar por venganza, en este caso Aurora, se obsesiona con pasarse observando a su objeto de venganza sin poder evitar conocerla, y como es sabido, uno se termina encariñando con lo que conoce muy bien. Maléfica llega a conocer a Aurora durante toda su vida, por ello recordé esta frase que leí en uno de los relatos de El Conde Lucanor, relato en el que se basó Andersen para su cuento El Nuevo Traje del Emperador, del cual ya hablé en otra entrada.  La frase dice así:

"Así, vos, señor Conde Lucanor, como aquel hombre os pide que ninguna persona de vuestra confianza sepa lo que os propone, estad seguro de que piensa engañaros, pues debéis comprender que no tiene motivos para buscar vuestro provecho, ya que apenas os conoce, mientras que, quienes han vivido con vos, siempre procurarán serviros y favoreceros."

Con esto, vemos que afortunadamente Disney está cambiando su punto de vista sobre la irrealidad del amor a primera vista, y por supuesto, tanto en Frozen como en Maléfica, el concepto de "verdadero amor" proviniendo este al final, de quien te ha conocido toda la vida y no de alguna persona random del exterior que te movió la hormona namás. Este cambio, aunque leve todavía, quiero creer que se debe a una reconsideración de valores y una necesidad de crear consciencia en la sociedad actual (afortunadamente, ahora en los niños) sobre ciertas cosas muy mandadas por lo regular a la chingada, como el amor familiar muy por encima del amor carnal. 
Otra cosa que me gusta es que Elsa y Maléfica, son dos personajes femeninos, que no tienen ningún conflicto por estar sin pareja, otro afortunado giro de Disney ya que siempre el final feliz estaba forzosamente ligado a todos casados, felices y contentos.  Claro, claro, los millones de dólares que generaría una segunda parte de estas películas, pueden hacer que Disney, por mucho, mande a la meritititita chingada mi opinión sobre que esto es un acierto, haciendo estas secuelas y poniéndoles pareja a estos personajes femeninos que lucían muy bien solas. 
Ha sido todo por hoy. 
¡Hasta la otra!



jueves, 5 de junio de 2014

El soldado y La Muerte vs Macario

Sean bienvenidos de nueva cuenta al Inframundo. Esta entrada no ha sido fácil. Como han podido ver los que sean visitantes regulares, le he sacado la vuelta un poquito al tema siguiente y en su lugar me he puesto a despotricar a diestra y siniestra e ignorando a propósito cualquier límite. Hoy no. Hoy por fin decidí regresar al aporte de contenido un poco más útil.

Hay una razón innegable que hace de estos cuentos una parte concurrente en mi lista preferidos y es que, en definitiva, estos incluyen mi personaje favorito de todos los tiempos y en todas las historias: La Muerte.

Este singular personaje puede darse muchos lujos. Puede ser cínico sin querer, como muestra mi autor favorito y al que llamo también "Padre" por su brillante forma de escribir y por darme siempre buenas dosis de carcajadas, el gran caballero inglés Terry Pratchett, puede también ser competitivo como se muestra en la película El séptimo sello, escrita y dirigida por el sueco consentido de muchos cinéfilos Ingmar Bergman, filme que sin duda alguna recomendaría de no ser porque puede actuar como un somnífero muy efectivo para quienes no estén acostumbrados a este tipo de cine (culpable). De todos los personajes del género de terror La Muerte es sin duda alguna la más poderosa por un hecho muy simple: es real. La Muerte, así se materialice o no, es algo que nos toca experimentar a todos los seres vivos y por ello, entre todas las características que se le han dado al personaje por diferentes autores, es para mí Terry Pratchett el más atinado. Me viene a la mente uno de los mejores libros de este autor llamado El segador, el cual muestra un discurso muy simpático: ¿Qué pasaría si a la Muerte le llegara su hora de la muerte? Si están deprimidos, muy muy deprimidos, recomiendo ese libro ya que no sólo les ayudará a salir de ese estado anímico de inmediato por medio de interminables carcajadas sino que les dará otra visión de vida y otra visión sobre el espacio dimensional o quizá multidimensional. Imaginación amigos.




Aquí dejo el vínculo en youtube de la película El séptimo sello, no les miento al decirles que tecleé primero inconscientemente El séptimo sueño. Me da gusto saber que si no les agrada la película, al menos pude darles una buena cura para el insomnio.



Ok, a lo que te truje Chencha. Soy fan de los cuentos, creo que se los mencioné alguna vez o dos, y por eso no he perdido oportunidad en ver muchas versiones de los mismos cuentos en youtube y en leer e investigar un poquito sobre el origen de algunos de ellos. Hubo un programa a finales de los ochentas, y creo que aquí en México llegó hasta los amados y añorados noventas, que se llamaba Narrador de cuentos o The Storyteller. Hablaré de varios de ellos, si quiero claro está, en otras entradas, pero por hoy hablemos del que más me entretuvo: El soldado y la muerte. 



El programa Narrador de cuentos comienza con una frase fascinante que a la fecha lamento no se me haya ocurrido a mí: Cuando la gente relataba su pasado con cuentos, explicaba su presente con cuentos y predecía su futuro con cuentos...No les mentiré esta vez si les digo que aunque yo por lo regular recomiendo leer el cuento original, en esta ocasión la versión del programa antes mencionado no le pide absolutamente nada al cuento escrito, salvo por una variante en el final cuya importancia es poca y que, en realidad, le doy mucho más crédito al final que presenta el programa que al final escrito por el ruso Aleksandr Nikoláyevich Afanásiev (1826-1871).

Les dejo aquí la liga del cuento, ya que no se los contaré para evitar spoilers y no quitarles el placer de verlo por ustedes mismos, además que en esta entrada sólo hablaré del elemento común que tiene con otros cuentos.

Este elemento en común es el suponer lo que pasaría si un humano tuviera a la Muerte de su lado y le diera la prerrogativa circunscrita de salvar a otros de la misma, adquiriendo por consiguiente fama, dinero, y por qué no decirlo, felicidad. Sin embargo, no se le puede quitar la última palabra a la Muerte.. Los protagonistas de estos cuentos intentaron tener la última palabra, y aunque quizá lo hayan logrado, las consecuencias fueron muy graves. El relato original tiene varios títulos, es anónimo y forma parte del folclor español y el final varía según quien lo cuente, pero por muy poco, ya que en esta situación no hay mucho por hacer. La lección del relato se da durante el relato mismo y no importa mucho el final. Los hermanos Grimm tomaron este relato y escribieron El ahijado de la muerte, cuento que posteriormente fue retomado por el alemán Bruno Traven para escribir Macario que es una variante de El Ahijado de Muerte aplicado brillantemente  a la vida mexicana, o siendo más precisa, a la situación de pobreza mexicana, que la verdad no ha cambiado mucho. Traven es el claro ejemplo del extranjero que llega a nuestro país, y por alguna razón que los mismos mexicanos a veces no entendemos, se enamora de él perdidamente. Vivió aquí muchos años hasta su muerte, supuestamente, ya que incluso su biografía puede no ser precisa debido a su insistencia por mantenerse en el anonimato. En fin. 



Tanto en El ahijado de la muerte, como en El soldado y la muerte y Macario ocurre, por diferentes circunstancias previas, que el personaje tiene la facilidad de ver a la Muerte cuando alguien esta enfermo. Si la Muerte está junto a los pies del enfermo entonces él puede curarlo ya sea con una hierba como en el cuento de los Hermanos Grimm o con una bebida como en el de Bruno Traven, pero el enfermo debe morir si la Muerte está junto a su cabeza. En El soldado y la muerte uno de los diablos a los que tenía prisionero le da un vaso que, con agua, puede ver en dónde esta la Muerte para saber si el enfermo puede salvarse o no (extrañamente, varía también dependiendo la versión, en dónde tiene que colocarse la Muerte para determinar si un enfermo va a salvarse o no). Llega el punto en la historia, dependiendo quien la cuente, en que los protagonistas de los tres cuentos quieren que viva un enfermo que la Muerte ha decidido llevarse inexorablemente. Ya sea el relato original en el que el protagonista se enamora de la enferma que era hija del rey, o el hijo o la hija de un noble, que, de salvarlos, la suerte de nuestro casi héroe mejoraría de algún modo u otro. No lo logra en El ahijado de la Muerte, pero sí en El soldado y la Muerte, el problema del soldado fue, que burlar a la Muerte sólo le trajo dicha a corto plazo y no a largo plazo porque las cosas, por algo, tienen su curso. 

Todo empieza y todo tiene que acabar. Hemos de hecho visto y leído muchas historias de seres abandonados por la Muerte que poseen la inmortalidad, algo a lo que muchos llaman una cualidad, que están hartos de ella y aburridos. Claro, en la ficción, no todos los seres inmortales se aburren de serlo, pero me parece muy interesante que incluso en la ficción se toque el tema.
Más interesante todavía, es que este relato haya sido tomado en sí, con muchas variantes, pero resultados similares en varias culturas y que pueda aplicarse perfectamente a todas. Estamos hablando de un cuento con su origen en España, retomado en Alemania, vuelto a retomar en Rusia y después en México gracias a un alemán que se sentía mexicano, y en ninguno de los casos la historia está fuera de lugar. No dudo que incluso la misma historia sea relatada en otros países con otros elementos pero dando el mismo resultado, sólo que yo conozco únicamente estas versiones. 
Me resulta importante señalar que siempre, este último enfermo es una persona importante que, de todos modos, es alcanzado por la Muerte sea quien sea. Esto me da consuelo a mí. No importa que tanto dinero tenga el dueño de la compañía proveedora del servicio de teléfono e internet en mi casa que también es de los hombres más ricos del mundo, porque la Muerte también vendrá por él. El dinero, dejando fuera la ficción, no compra la inmortalidad. Quizá podrá comprar la paz mental de este tipo de gente al dejarle millones a sus hijitos, gentecita chifladita y un tanto psicópata, pero morirán también. No se trata de que les desee yo ningún mal, simplemente me alegra pensar en la frase "polvo eres y en polvo te convertirás" cuando la arrogancia de algunas personas que me rodean llega a extremos insoportables. En la vida no somos iguales, en la Muerte, aunque no queramos, sí. Por eso, en cualquier historia, en cualquier cuento, en cualquier leyenda de cualquier país, y de cualquier autor, la Muerte será siempre mi personaje favorito. 
Por ello, en El ahijado de la Muerte tomando este principio, el personaje del padre al inicio de la historia que busca a un padrino para su treceavo hijo (sí, hay un significado oculto en el número, doce y el decimotercero es el ahijado de la Muerte, pero hablaré de ello en otra entrada) entre Dios, el Diablo y  la Muerte, el señor elige a la Muerte y por lo mismo Macario decide también compartir su guajolote con la Muerte. No es la misma situación en el cuento del soldado, que aunque, debo admitir que es mi versión favorita de la misma historia, la Muerte aquí es un personaje asustadizo, porque a diferencia de los otros dos cuentos, en el soldado y la Muerte, es a la ausencia misma de la Muerte a lo que se le debe temer. Macario y el ahijado retan a la Muerte y pierden, en cambio, el soldado logra engañar a la Muerte, pero el hecho de que ésta, siendo tan necesaria a fin de cuentas, huya de él, ocasiona su desgracia. 
Ya escribí mucho y no los quiero saturar, por el momento ha sido todo y los dejo con la película de Macario protagonizada por el Maestro y gran actor Ignacio López Tarso, todo un clásico del día de muertos en nuestro país. 


¡Hasta la otra!












viernes, 2 de mayo de 2014

¿Qué es el Inframundo?

Inframundo es una palabra que tiende a identificarse con un contexto obscuro. Podrían algunos de mis cultos lectores incluso creer que uso la palabra en mi pseudónimo porque formo parte del estereotipo de persona sociópata que viste siempre de negro. Sociópata y misántropa sí soy, pero me gusta vestir con colores pastel. En fin.



Sobra decir que Inframundo no tiene nada que ver con Infierno. Infierno es la velocidad del internet de los hoteles mexicanos, que por culpa de eso estoy postergando mi siguiente análisis, en el cual planeo escribir sobre el cuento El soldado y la muerte, de Aleksandr Nikoláyevich Afanásiev, hasta ahora  mi favorito y comparar algunos detalles de ese relato con el no menos apasionante escrito de Macario de Bruno Traven.

Debido a que en este momento, cada vículo en el que hago click tarda lo mismo en abrirse  que el gobierno en darle cárcel a un político corrupto, he decidido dar paso a una explicación breve de la palabra "Inframundo".

Yo aprendí con más precisión a qué se refiere esta palabra y a identificar su aparición en el mundo de los cuentos clásicos aunque ni siquiera aparezca la palabra Inframundo en un cuento, gracias a un libro llamdo "Rituales de los cuentos clásicos" de Kenny Klein que recomiendo muchísimo sobre todo por la explicación que da sobre cuentos que aquí no voy a tocar ni de coña como dirían los españoles, por ser los más mainstream.

Lo que aprendí fue que el Inframundo en el mundo de los cuentos, es esa parte mágica de los mismos. Simple, todo lo mágico que haya en un cuento, proviene del Inframundo. Inframundo, con el prefijo infra, que significa, inferior, o por debajo de, y por lo regular puede ser también más allá de si hablamos meramente de lo que hay después de la muerte. En la mitología griega, el Inframundo son los lugares debajo de nuestro mundo a los que las personas y otros seres van cuando mueren, ya sea Tartarus, un equivalente al Infierno, en donde han de tener contratado Infinitum como su proveedor de cabecera y Los Campos Elíseos, algo similar al cielo, o sea, un lugar con wi-fi gratis de 4000 mb de velocidad y capuccino, mucho cappucino. Como pueden ver, esa cuestión del cielo y el infierno es muy subjetiva.

Cuando un personaje en un cuento tiene una vida normal, y de repente realiza un viaje y se topa con cosas fuera de lo cotidiano, cosas mágicas, el personaje esta viajando por el Inframundo. Cuando un personaje se encuentra con un objeto con ciertas propiedades poco comunes, el objeto proviene del Inframundo. Ejemplos: cuando Juan sin miedo realiza su viaje para conocer el miedo, los lugares que recorre son el Inframundo o parte de él. La verdura "rapún" que no podía dejar de comer la mamá de Rapunzel cuando estaba embarazada de ella, es una verdura del Inframundo. La ayuda que Cenicienta recibe en el cuento, proviene del Inframundo, etcétra. Cuando dormimos, visitamos el Inframundo. 

El Inframundo bien puede ser esa parte de nosotros que duerme mientras nosotros estamos despiertos, o puede ser un lugar al que se puede llegar en otro estado de consciencia. En los cuentos clásicos, por lo regular, para que se desarrolle la trama, los personajes pueden provenir del Inframundo para visitar el nuestro causando un cierto conflicto, como La Sirenita, aunque ahí el conflicto se lo causó ella, o un personaje de nuestro mundo puede por alguna razón o por otra visitar el Inframundo causando un conflicto ahí. Hay muchos ejemplos. Cuando les hablé de la sangre en el cuento de La Sirenita, y les mencioné que el sacrificio de sangre era un elemento muy común en muchas historias no sólo clásicas sino también contemporáneas, olvidé mencionar un detalle. El sacrificio de sangre por lo regular se usa para abrir un portal hacia el Inframundo. En el cuento de La Sirenita, era necesario que ella matara al príncipe para poder abrirse camino de regreso al Inframundo. Los que vieron la película El laberinto del fauno recuerden el final. En Blancanieves de hecho,  cuando las tres gotas de sangre de la reina son derramadas sobre la nieve (el tres es otro elemento muy repetido en los cuentos) esto abre paso a que venga un ser del Inframundo, que es Blancanieves. Si leen el libro que les comenté anteriormente, ahí se les explicará el porqué Blancanieves es un ser del Inframundo y no meramente humana.

Por el momento me despido, porque esta cosa que tengo por netbook no tiene word y me da miedo seguir cometiendo más errores y/o horrores de ortografía sin tener cómo revisarlos. Esperen mis próximas entradas de El Soldado y la Muerte, Juan sin Miedo y una muy especial con la cual sé que muchos van a acordarse de mi mamá:  Nietzsche, esa basura.

¡Hasta la otra!

P.D. El botón de justificar tampoco funciona desde donde estoy. Por lo tanto deduzco también que el infierno tiene puros procesadores de texto sin corrector ortográfico y sin botón de justificar. 

P.D. 2 Si estas leyendo esto y ya está justificado el texto, es porque ya me funcionó el botón y lo edité. 


domingo, 27 de abril de 2014

La Sirenita



¡Qué tal! Bienvenidos de nueva cuenta al Inframundo.  El día de hoy tengo lo tan llamado “bloqueo de escritor” que no es más que un eufemismo para indicar que ando en plan de flojera dominguera, la verdad tengo cosas por hacer, pero me entró el bicho de la procrastinación, por ello, en lugar de atender ese sinnúmero de deberes angustiantes, me pongo mejor a bloguear sin tener ni idea de lo que voy a escribir.

Me aviento pues a la tarea de hablarles sobre el cuento de La Sirenita que ya les había prometido a esas personas cultas, finas, de buenas costumbres, con gran educación y niveles intelectuales envidiables que son mis lectores. Vaya pues que no es una tarea fácil. Tengo que confesar que al analizar tanto el cuento de La Sirenita  de Andersen y compararlo con el relato de Ondina de Friedrich de la Motte Fouqué no pude evitar decantarme por Ondina, a pesar de que la resolución que le da Andersen al personaje de La Sirenita me parece mucho más enriquecedora. Apreciable lector, si no te gustan los odiosos spoilers no sigas leyendo, en caso de que hayas decidido leer los relatos tú mismo, algo que yo recomiendo altamente. O bien puedes ahora mismo ponerte a leer los relatos, y después venir a mi blog a leerme y rayármela si encuentras mi opinión odiosa.

Comienzo con el spoiler número uno y que creo que muchas personas ya saben. Sé que no estoy descubriendo la isla del tesoro perdido si les digo que el personaje acuático femenino no termina bien en ninguno de los dos relatos…o bueno, no termina bien en el sentido disneysesco, pero los finales de ambos relatos son muy justos, dándole por supuesto un mérito extra a Andersen por las razones que voy a explicar.

En el conocido cuento de Andersen, tenemos a un personaje que vive en el agua desde un inicio, y ahí pertenece, se obsesiona con la tierra debido a que se apendeja…perdón, se enamora, y como las cosas no le salen del todo bien termina como “hija del aire” por putos 300 años. Así es querido lector, no un año, ni dos, ni veinte 300 MALDITOS AÑOS de altruismo le costó el querer dejar de ser un pescadito para poder ligarse a un príncipe que la mandó a la friendzone y nunca la sacó de allí. Bueno creo que me estoy adelantando mucho. Iré por partes.

Hay un formato del que quiero que se den cuenta aquí, ni para qué les escribo si no les voy a aportar nada. El personaje viaja por tres elementos, lo cual no es poco común en los cuentos clásicos en general. El personaje vive en el agua, después se va a la tierra, en donde obviamente le tocó el destino más miserable y después se pasa al aire. Esto mismo ocurre con el cuento de Pulgarcita de Andersen también, en el que tiene sus tres viajes primero a través del agua con las ranas esas que querían casarla, luego en la tierra con un ratón y un topo que también se quería casar con ella, y pues vemos aquí una insistencia y presión ejercida por los personajes para volver a Pulgarcita zoofílica, hasta que al final la rescata la gaviota, que es el tercer viaje por aire y bueno ya luego si se me viene en gana les hablaré de ese cuento. Tengo la impresión de que Andersen andaba de buenas cuando escribió Pulgarcita, pero cuando escribió La Sirenita andaba en la depre. 

 

Y sin embargo, La Sirenita es para mí uno de los mejores cuentos porque nos enseña algo muy chingón que no nos enseñan otros cuentos. De nuevo, me detengo aquí un poco por el bien de las personas que no están muy enteradas de lo que ocurre en el cuento real y les doy un breve resumen muy a mi estilo: Son seis hermana sirenas o también llamadas ninfas del agua, (un concepto un poco confuso sobre el cual les escribiré más adelante) que son princesas porque son hijas del mero mero Sr. Rey Tritón que vive bajo el mar. Cuando cumplen 15 años, se les permite ir a visitar la superficie. Algún obsesivo de la numerología podría también notar el uso del número seis en el cuento, seis hermanas, quince años, cinco más uno seis y así, pero yo no, sin embargo, si algún lector le interesa compartirnos el porqué de ello con gusto recibo su comentario, aunque tampoco descarto la posibilidad de que Andersen lo escribió así porque se le dio su reputísima gana y ya, sin simbolismos, es aquí cuando lamento que mi búsqueda de la ouija perfecta para contactarlo y preguntarle, haya fracasado. 

 

En fin, seis hermanitas, cada una mayor a la otra por un año y nuestra protagonista es la menor, por lo tanto a ella se le estuvo calentando el sartén por más tiempo que a las otras para por fin ir a ver que había al otro lado del charco, o más literal, arriba del charco. Cuando a las hermanas les tocaba ir a ver qué onda, regresaban luego al fondo del mar y les contaban lo que vieron a sus otras hermanas, cosa que le causaba más impaciencia a la pequeña, hasta que por fin le toca ir a la superficie en sus quince, porque así es la vida, algunas personas hacen una celebración de quince años con champaña y mariachis desafinados tocando “la última muñeca” y los seres del mar pues…nadan a la superficie. Por lo que se lee en el cuento de Andersen, la gente con cola de pescado tiene las mismas hormonas que una adolescente en concierto de One direction o una mamada similar (poner Justin Bieber me pareció demasiado barato de mi parte) y siendo así, se enamora del primer chamaco ojiazul que ve, o bueno, que rescata, porque el fulano estaba a punto de ahogarse luego de que el barco en el que iba se hunde al igual que las ilusiones de nuestra pescadita lo harían más tarde. Y así, lo rescata, pero se esconde para que él no la vea y cuando él despierta ve a otra mujer que iba pasando por ahí y él piensa que ella fue la que lo rescató, pero a diferencia de ciertas versiones que he visto de los cuentos, él se queda con la imagen de esta otra mujer pero no la vuelve a ver hasta casi el final del cuento. 

 

La Sirenita, que en el cuento original no tenía nombre, no se llamaba Ariel, ni Coral, ni Perla, se regresa para su rancho en el fondo del mar pero no deja de pensar en su vocalista de One direction. Visita la superficie con frecuencia y no lo vuelve a ver hasta que las hormonas la hunden en la desesperación y va a visitar a la santera embaucadora de la cuadra para que le haga un trabajito. La bruja le dice lo obvio, que nadie se enamora de alguien que huele a atún ya que es la comida principal de toda dieta odiosa y le dice que le dará un par de piernas a cambio de…de…siento repugnancia al decirlo…a cambio de su voz. Esta es la parte más escalofriante e intolerable del cuento. Bueno será que yo primero me corto –inserte palabra vulgar y dolorosa de cortar aquí- antes que perder la voz. Es en esta parte del cuento en donde más detesto al personaje de la Sirenita y en la que menos respeto le tengo. Alguien pudo haberle explicado que el amor se acaba. Alguien pudo haberle dicho que esa cosa que la gente entiende por “amor” no son más que engaños bioquímicos del cerebro para reproducirnos y que no se acabe la especia humana (que bien a veces siento que debería acabarse de una puta vez) y que además ese efecto hipnótico que embrutece y atormenta dura sólo dos años, porque químicamente no puede durar más y que después llega el más puro infierno y que la voz en cambio es un instrumento que trae alegrías, desahogos y pasiones, por mucho más de dos años a menos que cantes a gritos como el vocalista de Linkin park (y que de hecho a él le ha durado su voz todavía para deleite mío). Pero como yo no salgo en el cuento, nadie le explicó esto a la quinceañera y comete el error de aceptar el trato con la bruja que no sólo incluía el que le diese su voz, también incluía sentir que le encajaban cuchillos y agujas con cada paso que diera con sus piernas de humana y…además, si Príncipe Ojiazul no le hacía caso y se casaba con otra, todo se iría al catre y ella se convertiría en espuma de mar.

 

Esto no es al azar. Andersen quiso ser cantante de ópera y de hecho fue cantante un tiempo hasta que su voz se quebró, algo que debió haber sido en extremo doloroso para él y no por nada lo pone en el cuento. Según Noel Daniel, el editor de una de las recopilaciones de cuentos de Andersen, este último hace pasar a la Sirenita por muchos sinsabores y tristezas porque los vivió él mismo y no creo que el hecho de que la Sirenita tuviera que dar su voz a cambio sea un detalle que deba tomarse tan a la ligera, porque para quienes amamos cantar, perder la voz es algo peor que la muerte o una tarde viendo televisión abierta.

Detalle importante, que ocurre tanto en La Sirenita como en Ondina: las sirenas y/o ninfas del agua, no tienen alma, algo muy sobrevalorado de acuerdo al sabio y filósofo Bart Simpson. Aquí entra el carácter religioso del autor al hablar de algo que existe más allá de la muerte. Andersen da por sentado que todos tenemos un alma y que al morir hay algo más, cosa que su personaje, La Sirenita, tuvo que ganarse al igual que Ondina. Y es que, cuando se le dice a la Sirenita que los seres del agua no tienen alma, ella pregunta cómo se la puede ganar, y la abuela le responde que un humano tiene que amarla y tomarla por esposa y así pues se le abre la posibilidad de irse al infierno o al cielo después de morir. Yo no sé ustedes, pero esta cláusula para ganarse un alma me parece muy injusta y dependiente. Afortunadamente, el autor también lo creyó así.

La necesidad de trascender del ser humano no es novedad para nadie. Algunos tienen la necesidad de tener hijos, otros tienen la necesidad de crear. Me cuento entre el segundo tipo de personas aunque claro, respeto la decisión de cada quien. Pero es interesante el hecho de que, a pesar de ser educados con la creencia que tenemos un alma inmortal que a nadie le consta que existe, tenemos una necesidad de dejar algo en nuestro paso por el mundo, ya sea hijos, libros, muertos en el caso de ser psicópata, etcétera. Ni los psicópatas se escapan de la necesidad del ser humano de trascender. Andersen fue una persona a la que la vida amorosa no le trajo felicidad de ningún tipo, esto hizo que él se negara a trascender de la misma forma en que él veía que quería trascender la gente a su alrededor: con hijos y una familia.

Por eso el cuento de La Sirenita es tan interesante. A diferencia de los otros personajes de los cuentos, este personaje no tiene un final feliz en la tierra. Ella sacrifica su voz y se expone a un tremendo dolor físico con tal de estar cerca del príncipe y el príncipe, a pesar de quererla con el cariño que se le tiene a una hermana menor, nunca se enamora de ella y él termina casándose con la que pensó que lo había rescatado y de la cual se enamoró perdidamente, y también, vale la pena decir, que esta mujer era una princesa y por obvias razones le convenía más al príncipe. Entonces, tenemos uno de los pocos relatos en los que se nos cuenta la historia de alguien que no fue correspondido en el amor, en lugar del cliché del amor a primera vista. Entre el príncipe y  esta princesa se da ese cliché. La Sirenita es ese típico personaje, que existe en la vida real, y que ¿para qué negarlo? todos hemos sido alguna vez que se queda viendo a la felicidad de otros mientras el corazón de ella se parte.

Al cumplirse el cliché del príncipe felizmente casado con la princesa (al menos momentáneamente felices como bien sabemos que ocurre eventualmente con el matrimonio) a la que no se llamaba Ariel pero así le pusieron en Disney, le surge una oportunidad. Sus hermanas fueron con la bruja y a cambio de sus cabellos (estas no fueron tan pendejas como para dar la voz) la santera les da un cuchillo con el cual la que tampoco se llamaba Coral podría enterrárselo al príncipe en el corazón y de este modo, con la sangre caliente proveniente vertida sobre sus piernas, ella volvería a ser sirena y podría retacharse para su rancho en el fondo del mar.

He de confesarles una cosa. Hay una ópera llamada Rusalka que es una mezcla en algunas partes del cuento de Andersen, sobre todo en esta parte de matar al príncipe para ella volver a la normalidad y la pérdida de la voz etcétera, pero en otras la ópera toma mucho de Ondina sobre todo en el final. Cuando vi la ópera, en esta parte morí de coraje y no pude dejar de tildar al personaje de Rusalka de deficiente mental al desperdiciar la oportunidad de matar al príncipe como venganza por haber preferido a la otra y de pasada volver a ser una ninfa, sobre todo por el hecho de que primero no puede matarlo con el puñal pero luego termina matando al príncipe como quiera con un beso y ya sin tener la prerrogativa de volver a ser una ninfa. Pero recordé una cosa. Mi sed de venganza tiene que ver con mi condición de humana. Los humanos somos así, nos hicieron daño, y con justa razón queremos vengarnos o al menos ver jodido a quien nos jodió. Y recordé también que los personajes de Ondina, La Sirenita, y Rusalka no son meramente humanos. Por eso les decía que confunde un poco el concepto de sirena y/o ninfa del agua. Y aquí tenemos, en mi opinión, dos elementos de formato de cuento: la ninfa, y el sacrificio de sangre.

En este caso, la sirenita o ninfa del agua es un ser pues…del agua, valga la redundancia y sus emociones, mitológicamente hablando, son más puras que las de los seres humanos, por ello, lo que yo califico como “deficiencia mental” al negarse a matar al príncipe, no es más que la pureza del personaje en sí comparada con mis pasiones humanas killbillescas.

Es importante señalarles cómo me confundió el uso de la palabra Sirenita comparado con el uso de ninfa del mar. Aparentemente son la misma cosa pero resulta que no y fue gracias a los videos de Faerie Tale Theater  en youtube que me llevaron a investigar la diferencia.

Como saben, soy fan no sólo de leer cuentos, sino de ver las diferentes versiones de los mismos en youtube ya sea en películas o caricaturas. Cuando me puse a ver, reviviendo mi infancia, el cuento  en youtube Faerie Tale Theater de The Little Mermaid doblado al español, me llamó la atención algo que dicen las tres sirenas (porque aquí se pasaron el escrito de Andersen por el arco del triunfo y ponen tres sirenas en vez de seis, y la edad para subir a la superficie es de 21 años, cambian el patrón del número seis por el tres, probablemente porque no iba a ser creíble que la actriz tuviese 15 años, como de hecho tampoco lo es que tenga 21) a partir del minuto 3:45 mencionan que ellas no son sirenas sino que son seres míticos que confunden con sirenas y que las sirenas son otra rama de la familia a las que ni siquiera les hablan. Me desconcertó mucho esto, ya que en español el cuento se llama “la sirenita” y lo primero que dicen estas fulanas es que no son sirenas. Dejo aquí el vínculo de la parte en cuestión, para que puedan verlo por ustedes mismos:


Al llamarme la atención esta parte, me puse a ver la versión original en inglés, para confirmar si en verdad decían esto y no era cuestión del doblaje y sí, en efecto en inglés mencionan que ellas son mermaids y no sirens que es con lo que las confunden.

Aquí la versión en inglés por si son curiosos igual que yo y quieren en efecto confirmar esto:

 

Afortunadamente, no he sido la única que se ha hecho la pregunta de ¿cuál es la estúpida diferencia entre mermaids y sirens? Y ¿cuál es el equivalente de esta diferencia en español?

En el siguiente vínculo http://knowledgenuts.com/2014/02/05/the-difference-between-mermaids-and-sirens/ se explica que mermaid es un término dado a una criatura con cuerpo mitad de mujer y mitad pescado y que siren es un término dado a seres que cantan pero que mitológicamente nunca fueron mitad humanos mitad pescados entre otras cosas y que después, el término de siren se fue confundiendo con mermaid dándoles a las mermaid voces cantantes que originalmente no tenían. Según veo, en español, siren se traduce meramente como sirena en cambio mermaid si bien se le ha dado la traducción de sirena, el término náyade que precisamente en mitología griega significa ondina es una traducción más apropiada.

De hecho, en Ondina, nunca se menciona que el personaje haya sido mitad humana y mitad pescado. He aquí un fragmento de Ondina:

Amigo mío, tienes ante ti a una de esas ondinas.
—Deberíamos ser mucho más felices que vosotros los humanos. También nosotros nos llamamos criaturas humanas y lo somos por el aspecto, pero diferimos de vosotros en un punto muy esencial: dejamos de existir por completo después de la muerte.

Esta conversación se lleva a cabo después de la boda de Ondina con el caballero Huldebrando, que, a diferencia de La Sirenita, Ondina si se casa con su amor y es por medio de esto que ella adquiere un alma, peroooooo, el problema vino, de forma más realista, después de la boda, pero no diré más, los invito a que lean Ondina, un relato por demás interesante y devastador que se puede descargar en línea, como casi todo en estos días.

Aclarada esta diferencia, que la verdad a mí sí me tenía un poquito confundida, procedo a hablar del otro elemento que es el sacrificio de sangre. Como verán es un patrón que se repite a lo largo de muchas historias tanto clásicas como contemporáneas. Si recuerdan el cuento de Blancanieves, esta nace debido al deseo de su madre que se pincha el dedo y tres gotas de sangre caen en la nieve etcétera. Su deseo se cumplió debido al derramamiento de sangre. Ocurre también en las leyendas que dicen que se firman pactos con demonios con sangre, cosa innecesaria porque una pluma de punto fino también es válida ante la ley y los juzgados infernales, y si hablamos de historias contemporáneas, se requirió la sangre de Harry Potter para que Voldemort tuviese forma semi humana, en el Laberinto del Fauno también se requirió un sacrificio de sangre al final y bueno en uno de mis programas favoritos Xena: Warrior Princess se tocó el tema con mucha frecuencia. 

 

En Ondina, esta situación no ocurre, pero sí ocurre tanto en el cuento de Andersen, probablemente con el conocimiento de esta cuestión repetitiva, como en la ópera Rusalka.

Como ya mencioné, la Sirenita no tiene los instintos vengativos humanos y por ello, se rehúsa a matar al príncipe. Llega el temido amanecer que la destinaba a ella a convertirse en espuma de mar debido a que había fallado en su intento de conseguir un alma casándose con el príncipe y entonces cuando los rayos del sol la tocan, las hijas del aire llegan a salvarla, explicándole lo siguiente:

“Las sirenas no tienen alma inmortal y no la tendrán nunca a menos que consigan ganarse el amor de un hombre; su existencia eterna depende de un poder que le es ajeno. Las hijas del aire tampoco tienen alma, pero pueden creársela ellas mismas mediante sus buenas acciones.

Es muy claro para mí que Andersen, a pesar de haberse inspirado en el cuento de Ondina decidió darle un giro desafiando esta idea de depender de alguien más para lograr la trascendencia y también decirnos que nada está escrito en realidad. No es justo condenarnos a nosotros mismos y depender de otros cuando somos nosotros los que nos podemos crear el camino sin depender de nadie y tampoco es justo que haya sólo una manera de trascender. Y para Andersen, de hecho no la hay y él mismo quiso lograr la inmortalidad a través de su obra, y de hecho, como sabemos, lo logró. 

 

Ahora, otra cuestión, y la última de mi parte. ¿Por qué a diferencia de otros personajes de cuentos que también sufren en algún punto, la Sirenita no se queda con el príncipe, como lo lograron la Cenicienta, Blancanieves, y muchas otras? Para mí, es simple. Si observamos, estos otros personajes sufrieron por circunstancias externas pero nunca renunciaron a su naturaleza. La Sirenita en cambio renuncia a su naturaleza en todos los sentidos, renuncia a su cola de pescado, renuncia a su voz, renuncia a su bienestar físico al sentir dolor cada vez que tuviese que caminar, todo por el bien del amor. ¿Y qué pasa? Pues que no resultó. Y en mi opinión, aunque el príncipe le hubiese correspondido, eventualmente, cuando el amor se acabara, ella iba a comenzar a extrañar el mar, a hartarse de sufrir dolor, y por supuesto, iba a pensar que renunciar a su voz era dar demasiado. De hecho en Ondina, a pesar de haber sido correspondida, la diferencia en la naturaleza de ella, y la naturaleza de Huldebrando, trajo problemas después.

Amigas y amigos visitantes del Inframundo, recuerden, nunca renuncien a quienes son, por nada ni por nadie porque lo que se obtiene en algún momento se verá como muy poco comparado con lo que se perdió. No renuncien a quienes son por el amor de otra persona, porque, aunque suene muy duro, el amor eterno no existe, termina extinguiéndose. Lo mismo sucede cuando renunciamos a quienes somos a cambio de un puesto de trabajo o a cambio de dinero o a cambio de cualquier otra cosa. Lo único que siempre terminaremos teniendo, es a nosotros mismos, y es mejor estar contentos con lo que somos, que al fin y al cabo, tú siempre estarás ahí para ti, y no me cabe la menor duda que cambiar para complacer a otros trae siempre desdicha y nunca termina bien y eso es lo que creo que nos enseña el cuento de La Sirenita. Quizá para muchos, el final del cuento sea triste porque no se queda con el  príncipe a diferencia de lo que nos muestra Disney, pero yo creo que es mucho mejor este final original, y el final de muchos cuentos, ¿por qué? Porque estamos confundidos y pensamos que la palabra “cuento” significa automáticamente “final feliz” y no necesariamente es así. Además, considero que estaríamos mejor preparados para los sinsabores de la vida si, de vez en cuando, leyéramos más historias como estas, que si bien no tienen el final que esperamos, nos enseñan una lección. Los invito a que lean los escritos originales de sus cuentos favoritos, se llevarán grandes sorpresas, y también, aprenderán muchísimo.

¡Hasta la otra!



Acuarelas del cuento de “La Sirenita” de Joseph Paleček, checo, 1981.